Los inmovilizadores están diseñados para retener a animales individuales y colocarlos de tal manera que los electrodos del aturdidor se puedan colocar fácilmente con precisión. Los animales inmovilizados se pueden aturdir con electrodos limitados a la cabeza, cabeza-espalda y cabeza-tronco. Con cualquier tipo de inmovilizador, si se aplican los electrodos manualmente, el operario debe poder estar en pie en una posición cómoda. Idealmente, la colocación de electrodos se debería realizar desde arriba en lugar de hacerlo desde el frente, para impedir que los animales se asusten.
Es más probable que se coloquen mal los electrodos si es difícil llegar a los animales, lo que aumentará la frecuencia de aturdimientos ineficaces. El uso de contrapesos con tenazas de aturdimiento manuales reducirá el cansancio del operario, que también podría ser un motivo para la incorrecta colocación de los electrodos. El operario debe tener un fácil acceso a los controles que detendrán el inmovilizador y liberarán al animal en caso de que surjan problemas. Hay dos tipos de inmovilizadores: estáticos, en los que el animal entra caminando a una caja para su inmovilización, o cinta, que hace llegar de forma automática una fila continua de animales inmovilizados al operario.
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